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arrieritossomos

TRES

Sobre todo la distancia inabarcable entre tu piel y mi piel. No la ausencia de tu cuerpo, que se me ofrece ahora rutinario y estéril como danza antigua, sino este lento letargo de latidos difuminándose en el tiempo, este ir soltando amarras de ternura y palparnos ausentes de la dicha, este abismo insondable entre lo que sentimos y lo que fingimos que sentimos; y ser como la sombra de la sombra de la sombra de una imágen perfecta que intuyéramos: peregrinos inútiles de la luz, parias de la inocencia.

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