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arrieritossomos

DOS

Despertamos en la enramada espesa de brazos y pies, de ojos y ombligos, en un amasijo hermoso de sábanas revueltas y pelos y más pelos y este lento acto del desenlace, de volver a tomarnos la conciencia de unos cuerpos desmembrados mientras una tristeza sucia nos amalgama despacio al engarzarnos los ojos, al anudarnos la piel quitándonos pedazos del Otro que fueron tan nuestros como este bautismo de saliva amarga y este sabor a flores marchitas en el aliento al decirte hasta siempre, mi amor.

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